El matrimonio mapuche tiene una serie de costumbres que el común de los chilenos desconoce. El enlace, con características muy propias de esta cultura, sigue conservando los matices de sus inicios, a pesar de los años. El acuerdo económico entre ambas familias y el rapto de la novia, son prácticas que este pueblo originario aún tiene presente.
El matrimonio tradicional mapuche posee un interés político y económico. Se realiza entre personas de distintas comunidades y busca asegurar un lazo entre ambos grupos, y más importante aún, entre ambos territorios. Aunque en la actualidad son los propios miembros de la relación los que eligen con quién se unirán en matrimonio. Asimismo, la familia de la novia llega a un acuerdo con el pretendiente, para recibir una compensación económica por entregar a su hija.
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El hombre se dirige donde la familia de su futura esposa para convenir la recompensa que les entregará por llevarse a su prometida. La mayoría de las veces, la mujer es mucho más joven que él, incluso adolescente. No obstante, esto es normal y se acepta sin reparos por la familia de ella. La tradición dice que la pareja debe vivir en la comunidad de su marido.
Cabe señalar, que la poligamia es admitida en esta cultura. Sin embargo, en la actualidad es muy poco común, pues existe una fuerte influencia occidental y además esta condición conlleva una importante carga económica, que el hombre ya no es capaz de asumir.
Luego del acuerdo entre el novio y la familia de su pareja, se procede al rapto, un rito conocido como el Weñe Zomón. El varón reúne a sus amigos y familiares más ágiles para ir a la comunidad de su futura compañera. Allí, los miembros del grupo y los parientes de la novia, ya están al tanto del acuerdo y esperan la llegada de los secuestradores.
Al arribo de estos, la mujer se encuentra acompañada de un grupo de féminas cercanas, las que tratan de impedir con golpes y gritos el rapto, sin resultados, ya que se la llevan de todas formas. Los hombres por su parte, no se involucran en el espectáculo y solo observan desde un extremo.
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Tras el rapto, el novio llevará a la mujer ante su padre, quien decide si la acepta y entra a formar parte de la familia. En caso de ser aceptada, ambas familias se reúnen para establecer y pactar el pago y la dote, fijando así una fecha para la unión, el wefún.
Este será el día establecido para festejar el matrimonio, un día en el que nadie mencionará el tema del “rapto”. Esta alianza se simboliza con el pago de la dote establecida pero además supone un acuerdo de lealtad entre ambas familias. La fiesta continuará comiendo cordero y bebiendo vino. Sonarán ritmos tradicionales como el del kultrún, tutrukas y las ramas de canelo, y los novios serán aconsejados por sus familiares cercanos sobre los deberes de la vida matrimonial. El fondo de esta costumbre mapuche se mantiene hasta hoy, pero la forma es menos violenta. Aunque es necesario mencionar que el encanto del rito aún existe.
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