El estar en una relación de pareja conlleva a la oportunidad de conocerte a ti misma, ya que esa persona es un espejo de ti misma, por lo tanto aprovéchala al máximo para descubrir todo aquello que también es parte de ti, pero no has querido aceptarlo o incluso no eres consciente de ello.
1. Contacta con tu oscuridad
Tu oscuridad es todo aquello que no has hecho consciente de ti y por lo tanto, no lo reconoces como parte de ti. Ese desconocimiento de ti misma, se traduce en conflicto en tu vida, porque vives como un fragmento de lo que en realidad eres.
Y precisamente, tu pareja es quien representa el llamado a ver en ti esa parte oscura, donde encontrarás tus debilidades, tus miedos y tu parte vulnerable.
Abre la puerta y observa todo lo que te muestra de él mismo, y sobre todo, lo que más enojo te provoca de él, porque eso es precisamente parte de tu oscuridad, sólo que no eres consciente de ello.
2. Sé tú misma
El abrazar tu oscuridad te unifica como el ser humano único que eres, porque no existe otra persona igual a ti en el mundo.
Al comprender esto, eres un ser entero que se conoce a sí misma y te muestras tal y como eres ante tu pareja, porque ya no tienes el temor de perderlo y no tienes la necesidad de guardar apariencias, reprimirte o fingir ser alguien más para agradarle y vives la relación siendo tú misma.
Incluso, le presentas tus demonios a tu pareja y él simplemente los abraza, porque los reconoce como parte de ti y ama tanto tu oscuridad como tu luz, porque sólo así podrá experimentar tu totalidad.
Es fundamental, para vivir tu relación en esa entrega total, que haya una absoluta apertura de ambos y se revelen todo lo que son y lo que sienten en todo momento. A partir de eso, vivirán juntos sus emociones y se conocerán cada vez más profundamente y bajo esas circunstancias se entenderán mucho más desde la parte oscura de cada uno y la comprenderán en sí mismos.
Lo anterior los lleva a trascender el choque que inicialmente se provocaban mutuamente de todo aquello que no aceptabas de ti misma y él de sí mismo. Ahí la relación se transforma a un constante descubrirse, pero esto sólo se da desde la compasión.
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