Marcela y Alejandro llevaron a cabo su matrimonio en Santiago tras una hermosa y romántica historia de amor. Ambos trabajaban en la misma compañía, pero en distintas ciudades. Él en Santiago y ella en la isla mágica de Chiloé. Un día, Marcela que iba llegando tarde a la oficina, se encontró de frente con un compañero de trabajo que le presentó a Alejandro, quien estaba haciendo visitas a distintas sucursales y Chiloé era su último destino antes de retornar a la capital.
Ella pensó inmediatamente en lo atractivo que lucía, por eso mismo corrió a cambiarse las botas de agua por sus zapatos, ya que pensó que se veía horrible. Alejandro, por su parte, recordó que había hablado con Marcela en varias oportunidades por teléfono y siempre le pareció muy inteligente, ¡ahora también constataba lo hermosa que era!
Después de un par de reuniones, ella quedó fascinada con su inteligencia al explicar y exponer sus puntos de vista, finalmente, ella le pidió extender esa reunión en privado puesto que no entendía un asunto particular. No pudo concentrarse en ningún momento en lo que él explicaba, se quedaba observándolo y pensando en su linda sonrisa.
Sin poder seguir negándolo, Marcela se dispuso a conocerlo más. Tras enviarse un par de correos, lo invitó a tomar un café. Ambos recuerdan que él se demoró mucho en responder a la invitación, eso hizo que ella pensara que estaba haciendo el ridículo, pero la verdad fue que Alejandro reescribió el mensaje 100 veces buscando la mejor manera de decirle que sí.
Fueron al Café del Puente, un palafito restaurado y convertido en una cafetería con vistas al fiordo de Gamboa. Conversaron muchísimo, compartieron experiencias de vida y mientras más se conocían y se reían, sus corazones más se apretaban al pensar que él viajaba al día siguiente y ya no se verían más. Al partir, Alejandro sabía que tenía que mantener el contacto, aunque ambos estuvieran lejos. Y con tal determinación, un par de semanas más tarde ya tenía pasajes para ir a verla en año nuevo.
“Así mantuvimos nuestra relación a distancia, con mucho amor, confianza y un excelente plan de teléfono e Internet”. (Marcela 2016).
De a poco se fueron dando cuenta que ya no concebían la vida sin el otro y decidieron mudarse juntos a Santiago. Alejandro viajó a Chiloé a buscar a Marcela y la mañana antes de partir a Santiago fueron por última vez al Café del Puente. Marcela temblando le preguntó si aceptaba ilusionarse con ella en una vida juntos y le entregó una cajita con dos argollas de plata. Sin pensarlo Alejandro dijo que sí.
Él ya no sabía qué hacer, tenía preparada la sorpresa de pedirle matrimonio en el mismo café donde se habían conocido pero ella se le había adelantado y ahora ya no sabía cuándo ni dónde podría hacerlo. Improvisando, Alejandro le dijo a Marcela que no tenían una foto en el puente de Gamboa, así mientras él volvía a planificar todo en su mente y acomodaba la argolla en el bolsillo, se arrodilló ante su novia y finalmente le propuso matrimonio. Ya estaba todo dicho y Marcela no dudó en aceptar, ¡convirtiendo al novio en el hombre más feliz del mundo!
La preparación de los novios
Después de mucho ajetreo en la organización de la boda y de haber enviado las invitaciones diseñadas por Valentina Mellado y Cristian Escobar, finalmente llegó el día en que ambos se unirían en matrimonio. Marcela estaba preciosa, su maquilladora Loreto Mozo, le resaltó la mirada y los labios, sus ojos tuvieron un delineado negro y una ligera sombra, para los labios lució un color morado profundo. Su vestido de La Casa Blanca tenía un escote corazón, dejaba la espalda descubierta y la cola caía y se arrastraba remplazando el velo. Combinó su peinado con un tocado de perlas de Vinta Tocados y unos aros y collar de Lapislázuli que combinarían con los zapatos Ansonia color azul.
En cuanto al novio, éste lució de blanco y negro con un terno de Calabrese; pantalones, chaleco formal y humita color negro, junto a una camisa y blazer de color blanco. Sus zapatos, de color negro, fueron de Florsheim.
Entre las joyas que ambos lucieron el día de la boda, las más importantes fueron las argollas de matrimonio, que fueron encargadas a Veronica Hecht.
La ceremonia y la sesión de fotos de los novios
El lugar escogido para la ceremonia y la celebración fue el Centro de Eventos KO, ubicado en el Cajón del Maipo. Querían un lugar diferente y más natural, además, a tan solo 200 metros se encontraba la capilla Inmaculada Concepción, lo que facilitaba el traslado de los novios y los invitados desde la ceremonia religiosa al lugar de la fiesta.
El día de la ceremonia, todo se veía en perfecta armonía gracias a la ambientación y decoración realizada por Dominga de Ramos. Los novios también estaban muy bien combinados, él tenía en el lado izquierdo del terno un ramillete de flores de los mismos colores que el ramo de novia de Marcela; morado azulado, blanco y amarillo. Estaban radiantes y en sus ojos se reflejaba la ilusión de saber que por fin estaban juntos y esta vez, para no separarse más. La novia entró del brazo de su padre y ante la mirada de todos sus seres queridos, fue entregada a Alejandro en matrimonio.
¡Estaban tan contentos! Finalmente casados se disponían a la sesión de fotos bajo las estrellas. En completa oscuridad y rodeados de naturaleza, Tabaré Fotografía inmortalizó el amor y entrega de los recién casados, que desde ese lluvioso día en Chiloé ha ido creciendo hasta ese gran momento, el día de su boda.
El banquete y Fiesta
El mismo centro, KO Eventos, incluyó el cóctel de bienvenida, la cena de tres tiempos, el bar abierto, la música del Dj y la comida para la noche, si bien, no pudo faltar una exquisita torta de novios y cupcakes de Big Bang Bakery. ¡Toda la diversión en un mismo lugar! Bien organizado y sin contratiempos, todo salió perfectamente. Fue una fiesta muy emocionante y romántica, disfrutaron de la música, el ambiente y la compañía. Una de las cosas más entretenidas fue cuando el novio le sacó la liga a la novia con la boca. ¡Toda la fiesta no paraba de reír y divertirse con tan clásico momento!
“…nos acompañó nuestra familia y amigos y simplemente disfrutamos nuestra fiesta. Para mí, solo existía ella entre toda la gente”. (Alejandro 2016).
La fiesta fue todo un éxito y los invitados no paraban de sacarse fotos en la cabina fotográfica de Ibooth, sin lugar a dudas, todo un acierto para añadir recuerdos en celebraciones tan significativas como esta.
De ahora en adelante, ya no habrá más llamadas por teléfono, por Skype, viajes de norte a sur para encontrarse y lo más importante, no habrá más esperas… Ahora están juntos y esta vez, ¡para siempre! Muchas felicidades a los novios y gracias por compartir esta historia con nosotros y por su paciencia, entrega y romanticismo.
Maquillaje: Loreto Mozo | Traje de novia: La Casa Blanca | Traje del novio: Sastrería Calabrese | Anillos de matrimonio: Veronica Hecht | Zapatos novia: Ansonia | Zapatos novio: Florsheim | Tocado: Vinta Tocados | Fotografía: Tabare Fotografía | Centro de Eventos: KO Eventos | Decoración y Ambientación: Dominga de Ramos | Torta de novio y Cupcakes: Big Bang Bakery | Partes de Matrimonio: Valentina Mellado / Cristián Escobar | Cabina fotográfica: Ibooth
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