Nathasha, brasilera, conoció a Eduardo en su primer viaje de negocios a Chile, el papá de Eduardo y su jefe de ese entonces trabajaban juntos y por cortesía, su futuro marido y su padre la fueron a recoger al aeropuerto. Desde ese momento, comenzaron una genuina amistad que sin sospechar los llevaría a entablar, un año y medio después, una hermosa relación amorosa.
La futura novia volvió una vez más a Santiago de Chile debido a una beca de estudios que se había ganado en la universidad y mientras con Eduardo la amistad se ponía más profunda, su lugar de residencia se trasladaba a Chile debido a una oportunidad laboral. Después de un tiempo ambos decidieron irse a vivir al extranjero y a la vuelta a Chile, después de 3 años y 8 meses, cuando la relación ya se encontraba estable y rebosaba amor y felicidad, Eduardo le pidió compartir su vida por siempre bajo el sagrado pacto del matrimonio.
La propuesta fue tan romántica como única, Eduardo le pidió a Nathasha que lo acompañara al aeropuerto a recoger a un amigo en común de ellos que venía del norte. Una vez allá, desde llegadas nacionales caminaron a llegadas internacionales y ahí, en el mismo lugar donde por primera vez se habían visto, Eduardo se declaró. ¡Súper romántico y muy bien pensado!
Preparación de los novios
Ya enviados los partes de matrimonio que encargaron en Indigo invitaciones y justo diez meses después de la proposición, había llegado el día de la boda. En la ceremonia religiosa, la novia llevaba un vestido blanco muy sencillo y formal que dejaba sus hombros descubiertos y un velo que caía desde su pelo recogido. El maquillaje fue muy acertado, a cargo de Vivi Torres, resaltaba sus impactantes ojos y delineaba perfectamente sus finos labios. Como accesorio usó únicamente unos aros perla y el ramo de flores combinaba con colores pasteles. En cambio, el novio vestía un terno de colores sobrios donde resaltaba la corbata color naranjo.
Después vino el cambio de atuendo para la ceremonia civil y la fiesta. Esta vez, el vestido de Nathasha era de manga larga y croché, con un escote justo y dejaba ver buena parte de la espalda. La diseñadora fue Macarena Palma, el vestido era muy hermoso, elegante y ad-hoc con el tipo de ceremonia. El peinado de la novia, a manos de Loreto Fernandez, se distinguió por su toque casual, donde iba desamarrado y caía en rulos por delante y detrás. Además, llevaba una corona de flores blancas y el ramo de flores con colores muy intensos de la gama del rojo, naranjo y lila.
Por su parte, el novio, vestía inigualablemente con un terno color verde y corbata, pañuelo y flor de bolsillo color naranjo. Muy colorido, ambos lucían únicos y excepcionales y destellaban amor y estilo.
La ceremonia y la fiesta
Tanto la ceremonia religiosa como la civil fueron instancias muy emocionantes y solemnes. En la primera, se entregaron el uno al otro bajo la mirada divina y acompañados, afortunadamente, de los que más aman. Eduardo, tan romántico, después de haber dado el sí, besó la mano de la novia en señal de admiración y entrega, cual Don Quijote de la Mancha besando a Dulcinea y declarándole su más respetable e infinito amor.
Más tarde, se dirigieron al Cajón del Maipo, al local KO Eventos, destino escogido para la ceremonia civil y la celebración. Ambos de forma unánime decidieron casarse allí, ya que además de ser un lugar maravilloso, fue destino de muchos de sus paseos y quisieron que el paisaje que los vio consolidarse como pareja, fuera testigo de este paso tan trascendental.
Los invitados quedaron impresionados con el tiempo y dedicación que le dieron los novios a la organización del matrimonio para que fuera exactamente como ellos querían. Y así fue, tanto Nathasha como Eduardo disfrutaron este día como ninguno. No sólo dejarían de ser solteros para compartir su vida, sino que también, resultó ser precisamente la fiesta que ellos querían, algo íntimo, rodeado de naturaleza y de los seres amados. No hay mucho que decir que no esté ya en las fotos, pues Niko Serey, el fotógrafo, es un experto plasmando las emociones en sus fotografías y pudo crear estos maravillosos recuerdos donde nos impresionan los colores y el sentimiento que reflejan.
Por último y como no podía faltar el toque brasilero que haga a Nathasha sentirse como en casa, los deliciosos y pintorescos dulces fueron una creación de Agatha Cristina – Chocolataria Brasil, la cual tiene un local en Santiago.
Después de ir y venir, viajar, encontrarse, visitarse, en el primer aeropuerto que se vieron, decidieron vivir por siempre juntos. ¡Es que con perseverancia y amor todo se puede! Muchas gracias por compartir esta romántica y multicultural historia con nosotros. ¡Bien hecho Nathasha y Eduardo!
Partes de Matrimonio: Indigo invitaciones | Maquilladora: Vivi Torres | Vestido de Novia: Macarena Palma | Peinado de Novia: Loreto Fernandez | Local: KO Eventos | Fotografía: Niko Serey | Dulces: Agatha Cristina – Chocolataria Brasil
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