Queridas novias, partamos de la base de que ningún matrimonio es perfecto, es verdad. Siendo muy sinceros, siempre ocurre algo que escapa de nuestras manos, pequeños detalles y sucesos que no consideramos, en definitiva, anécdotas o situaciones incómodas que tus amigas más cercanas te recordarán por el resto de tu vida.
A continuación les contaré algunas historias verídicas de lo que “no deben hacer” en su boda, cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia, pero que quede entre nosotras.
1. Sombra aquí, sombra allá, maquíllate, maquíllate
Daniela Ortega se casó con su príncipe azul hace más de siete años. Lo que no sabía este príncipe, eran las cualidades de su mujer, quien además de ser inteligente, capaz, buena madre y atractiva, constantemente era presa fácil de desafortunados episodios cotidianos, conocidos en este lado del mundo como “chascarros”. El primero ocurrió a pocas horas de su boda. Decidí teñirme el pelo, el mismo color de siempre, pero quería que luciera más brillante y llamativo. Mi error fue no considerar que como suele ocurrir en este tipo de procesos, se me teñirían las orejas, patillas y frente. ¿Lo peor? No salió, por más que pasé algodones con crema durante horas y que mi maquilladora intentara hacer milagros, me casé con pequeñas manchas.
El segundo, pero menos grave, es la importancia de dedicarle el tiempo que se merece una tarde de manicure y pedicure, la que si bien no es recomendable realizar con demasiados días de anticipación a la boda, siempre lo ideal es destinarle las horas necesarias para su correcto secado. Las uñas de las manos quedaron perfectas, pero las de los pies se corrieron varias, inclusive antes de la fiesta, añadió.
Sabemos que durante las horas previas al matrimonio lo mejor es sentirse acompañada, querida y regaloneada por nuestra gente, aunque siempre es recomendable acotar los tiempos y asesorarse con alguien de experiencia, con el objetivo de que ese momento sea inolvidable, pero que no retrase la organización ni las tareas que debes realizar en ese día tan especial y único.
Invité a mis hermanas, cuñadas, suegra y mamá a maquillarse y peinarse conmigo en el hotel. Fue un momento súper especial y bonito, pero éramos tantas y todas queríamos vernos increíbles en el matrimonio, que, entre bromas, risas y comentarios, se nos pasó la hora y en un abrir y cerrar de ojos, estábamos atrasadas y yo tuve que terminar de maquillarme apurada y en contra del tiempo, señaló Mariana, quien convengamos, se veía preciosa en su boda, a pesar del retraso y esta pequeña anécdota. Chicas, tomen nota.
2. Solarium humanum es
No creas que ir al solarium es un error, ni pienses que oscurecer y broncear tu piel no sea lo indicado. El problema radica cuando quieres buscar tener un color que ni con 10 días en Cancún a todo sol tendrás y lo que es peor, lo aplicas a sólo horas de tu matrimonio y con spray instantáneo. Mezcla perfecta para un FAIL de proporciones. Lean esto.
Una de mis mejores amigas me regaló una sesión de solarium express a tres días de mi boda. Lo acepté con gusto, pero no consideré algunos factores. El poco tiempo, el calor de esos días, el nerviosismo que tenía y la cantidad de abrazos que recibiría. A horas de haber dado el “si”, tenía todo el contorno del vestido manchado naranjo. Me quería morir (y mi esposo también), señaló Anita María.
3. De pronto, ¡flash!
Vamos directo al grano, debes tener muchas fotos, no escatimes tiempo en sacarte una más o menos. Es tu momento y debe quedar inmortalizado por años, décadas, siglos y milenios. Debí haberme sacado más fotos. Quería compartir tanto con todos que olvidé algunas importantes, dijo Mai Adamo, quien se casó el pasado 5 de marzo de 2016.
Daniela, por su parte, nos recomienda algo muy básico pero sumamente importante. No a las muecas en las fotos. Entrando al altar comencé a llorar, mientras mi papá me tomaba con fuerza el brazo. Por todas formas traté de no estallar en llanto, no quería parecer cursi, pero la solución no fue la mejor. Hice tantos esfuerzos por no llorar que en las fotos aparecí haciendo muecas de todas las formas y modos. Concluyó.
4. Un volcán de emociones
Este es un bonus track. Tengo la intención y ganas de pensar que esto sólo le pasó a Fabiola y no a ustedes, queridas novias. La siguiente historia es real y ocurrió en Chile, si, en nuestro país.
El matrimonio iba muy bien, el presupuesto para la fiesta no era abundante pero hasta el momento de la cena todo perfecto. La gente feliz, el novio emocionado, los suegros muy contentos y orgullosos, los invitados disfrutando de una rica cena. Lo que nunca Fabiola consideró fue el postre. Ahora, ella les contará los detalles.
El banquetero era amigo de mi papá, por lo que había mucha confianza y cercanía. Él nos hizo varias atenciones para el día del matrimonio, entre ellas la barra, en donde nos regaló muchas tragos importados, una banda en vivo y el postre. Este último aspecto fue el problema. El banquetero nos dijo que sería un regalo especial, pero que sería una sorpresa. Nunca advertimos lo que podía venir, afirmó.
Llega el momento del postre, se apaga la luz, de la cocina comienzan a desfilar los garzones con unas bandejas; y en su interior, volcanes de helado con fuegos artificiales desplegados en cada uno de ellos, todo esto acompañado con una marcha militar, fue muy extraño y surrealista. Resultó un momento “trágame tierra”, no entendíamos nada y los garzones y el banquetero emocionados con la sorpresa. Yo, definitivamente no.
Fabiola hoy es muy feliz junto a su esposo y dos hijos. El regalo no provocó ningún problema, salvo que nunca más vieron al banquetero. Lo único que ella nos recomienda es que, por más de que se trate de un regalo, nada puede quedar al azar y no ser aprobado por los novios. Nada, incluso si le regalan un volcán de postre con fuegos artificiales.
5. Singing in the rain
Isabel se casó en otoño, ella estaba muy preocupada por el clima. Temía que lloviera en su matrimonio; y adivinen… ¡llovió! Pero saben, dicen que de un problema nace una oportunidad y esta es su historia.
Los nervios del clima fueron más bien los días previos, ya era casi una realidad que llovería en el día de mi matrimonio. En el hotel mi mamá me mintió y dijo que no estaba lloviendo. A las 4 pm, cuando ya estaba maquillada y peinada, miré por la ventana y confirmé lo que temía. Pero saben, mi Wedding Planner me ayudó a comprender que era una oportunidad para vivir un día súper especial y único… Bueno, así fue, ¿la prueba? miren.
Diferentes historias pero con un denominador común, todas reales. Recuerda que lo más importante es mantener la calma frente a las contingencias, sonreír y disfrutar cada segundo de tu día especial, son horas de intensos momentos que perdurarán por siempre, por lo que siguiendo estos tips y consejos de “ex novias”, de seguro disminuirás el riesgo al mínimo, ¡a disfrutar!.
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