Cuando el amor se convierte en protagonista en nuestras vidas no hay nada que nos haga sentir mejor, poco a poco comenzamos a experimentar sensaciones que nos hacen estar en las nubes y de pronto nos sorprendemos suspirando más de lo normal. El brillo de sus ojos, y sus románticos besos, comienzan a disparar nuestros niveles de oxitocina, haciéndonos sentir una embriaguez de amor que no podemos dejar de ignorar, ¿te ha pasado? De pronto, sin darnos cuenta, terminamos por pronunciar una amplia gama de palabras y apodos que, según nuestro estado de enamoramiento, pueden llegar a ser tan absurdos como ridículos.
Sabemos que lo haces por ternura ¿pero es necesario terminar hablando como Ned Flanders para referirse a tu pareja? Estos apodos no son para todos, es por esto que te aconsejamos no estirar la paciencia de los demás, incluso la de tu pareja que tal vez no comparte tu mismo gusto por los “apelativos”. ¡Alístate y toma nota! Conoce los apodos más irritables que han sido concebidos en “el nombre del amor”.
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Todo lo acabado en -ito
Es sabido que los chilenos tenemos una predilección especial por agregar este sufijo a casi todas las palabras de nuestro diccionario, así que ¿por qué seguir abusando de esto? Usarlo en la intimidad o de vez en cuando no tiene nada de malo, pero si están en un asunto serio, créanme que los demás no tienen que ser víctimas de la contaminación acústica que esto puede generar. No disimules ni lo niegues, todos hemos caído en esto más de alguna vez, lo importante es darse cuenta y saber de qué estamos hablando.
Recuerda que mucho dulce siempre termina en una explosión de empalagamiento que no querrás probar, así que despídete del “pastelito”, “caramelito”, “bebita”, o cualquier otra palabra que pareciera ser tierna y que solo por hacerte sentir pequeñito no debiera estar en tu diccionario, pues no todo el ámbito del cariño tiene que residir en diminutivos innecesarios.
Apodos empalagosos
Yo no sé de dónde sacamos imaginación para crear sobrenombres cuando nos enamoramos perdidamente, pues apenas nos enamoramos comenzamos a balbucear las cosas más locas y sin sentido alguno. Al parecer Mike Wasowsky de Monsters Inc no es el único que pone apodos extraños a su novia, pues en la vida real existen más “Schmoopsie-pooh” y “Cuchurrumin” de lo que podríamos imaginar.
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Apodos del mundo animal
Aquí podemos llegar a tener un zoológico tan amplio que nos costaría nombrarlos todos. “Monitos”, “chanchitos”, “conejitas” y “cachorros” salen al baile, ¿por qué hacen esto? ¡Pichoncitos, no lo hagan!, sean más ingeniosos y busquen algo que los identifique como personas, no es necesario pasar lista por la granja entera para encontrar un apodo para tu pareja.
Referencias físicas
Lo triste de hacer apodos relacionados con su aspecto físico, es que muchas veces caemos en el uso de palabras que no son tan exitosas como pensamos, por ejemplo “gordita” o “peladito”. Está bien… no es tu intención, ¿pero qué hay de cómo lo percibe la otra persona? El ser humano posee énfasis e imaginación en sacar algo físico para referirse a los demás de manera divertida y, en ocasiones, el resultado es bastante cruel. No abuses del buen humor de tu pareja, no es necesario usar este tipo de apelativos que no siempre son tiernos como podrías pensar. ¡No hay que degradar al otro con el alias! Los apodos son una forma de hacer sentir bien a quien te acompaña, no de incomodarlo, especialmente frente a los demás.
Extranjerismos
Personalmente, no tengo nada contra el uso de extranjerismos o con agregar un poco de spanglish a mi vida cotidiana, pero ojo con esto, porque nada en exceso es bueno. Eso si ¡dejémoslo fuera de la vida amorosa!, tu pareja no tiene motivos para soportar palabras como “bambino”, “baby”, “amore”, “darling”, “miamol”, “mon amour”, “mamita”, “papito” o “ma chérie”. A esto también se le agrega el acrónimo “Bae”, un apodo que se utiliza mucho en la actualidad y pocas personas lo comprenden. Por si no lo sabías sus siglas derivan de la frase “Before Anyone Else”.
Bebés, guaguas y otras cosas de niños
Este es tal vez uno de los peores apodos que puedes poner a tu pareja, ya que curiosamente para las personas que dan uso a estas palabras, las relaciones implican retroceder en el tiempo y convertirnos en bebés, tan delicados, pequeños y “ricos” como un algodón de azúcar. “Peque”, “beba”, “nenita”, “bebecito”, “mi niña” y “chanchiguagui”, ¿qué es eso? ¿Una mezcla entre chanchitos y una guagua?
Simplemente no lo entiendo, pero los psicólogos dicen que solemos apodar así a la persona que amamos cuando nuestra relación nos transporta a las primeras alegrías y satisfacciones de la infancia. Muy curioso, ¿verdad?
Aunque se piensa que poner apodos es una práctica común entre las parejas, y que de hecho ayudaría a acercarse de una forma cariñosa y potenciar el vínculo, ¡no te pases! Creo que a casi todos nos ha pasado alguna vez, pero pongamos límites. ¿Y tú, eres de los que experimentan más allá del típico “cariño”?
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