Se sentaron a conversar en un cumpleaños y literalmente nunca más se separaron: bendita celebración, destino mágico que los unió un 27 de agosto. Desde hace 11 años que Cecilia y Darío comparten risas, regaloneos, desayunos a la cama, caminatas, películas, pero por sobre todo mucho amor. Tras una romántica pedida de mano en la maravillosa ciudad de Roma, se propusieron organizar la boda de sus sueños, teniendo como premisa y regla básica “jamás estresarse, menos pelear”.
Como todo matrimonio tendría una gran misión, un desafío difícil pero no por ello imposible: ambos vivían en Antofagasta, su wedding planner con oficinas en Santiago y la boda, no lo creerán, se llevaría a cabo en Chillán, ¿el resultado? Una noche simplemente perfecta.
La novia: look atrevido y natural
Cecilia visitó la tienda de Ingénue Novias ubicada en la comuna de Vitacura, solicitó un par de alternativas, pero no había que pensarlo más, fue amor a primera vista, el primer modelo fue el seleccionado y el equipo de profesionales de la tienda se preocupó de acomodar cada detalle a su gusto, con accesorios ad hoc, con gran cariño y excelente atención.
Wedding planner: ¡hada madrina!
El sólo hecho de vivir en Antofagasta suponía la necesidad de pedir ayuda, por lo que solicitaron la guía, conocimientos y profesionalismo de Tamara Sepúlveda, quien los orientó coordinando la mayor cantidad de gestiones asociadas con los proveedores, sin ella literalmente todo habría sido sumamente complejo y estresante, el polo opuesto de lo que buscaban de un proceso tan único e inolvidable.
Recepción y banquete: a disfrutar
El equipo seleccionado para el banquete fue VillaSan Recepciones, quienes preocupados, dedicados, cálidos y sobre todo “amigos y cercanos” agasajaron a sus invitados con bocados típicos como: mini humitas, pastelera, el clásico consomé a media noche y la infaltable carne de cualquier matrimonio sureño, todo en el maravilloso Club de Golf, “La Rinconada” en Chillán.
Detalles: ¡momentos que marcan la diferencia!
Las invitaciones fueron literalmente DIY, con diseño de postales, escribieron a mano cada sobre y mensaje especial para cada uno de sus invitados. ¿Cuánto se demoraron? Estaban inspirados, por lo que en una sola noche las terminaron completamente, increíble.
Además compraron una cámara instantánea con el propósito de que sus invitados pudiesen sacarse fotografías, pegarlas de inmediato y que todos sus familiares y amigos dejaran sus mensajes y recuerdos, hasta el día de hoy revisan el libro, recordando con alegría y emoción la fiesta.
¿El momento mágico? Dada las condiciones del centro de eventos, tuvieron la maravillosa oportunidad de lanzar globos zen al cielo, iluminando la estrellada noche que los acompañaba con los buenos deseos y vibras positivas de sus familiares y amigos.
Hablemos de tortas únicas, Cecilia y Darío optaron por replicar una de las escenas más icónicas y recordadas del cine infantil, recordando la maravillosa relación del señor Carl Fredricksen y el pequeño explorador Russell, causando furor entre los invitados.
Amor eterno
Hace 12 años falleció el padre de Cecilia y su hermano Alfredo tuvo la misión de acompañarla esa tarde de campo y si bien ella reconoce que éste no suele expresar sus emociones en demasía, ese día le apretó tan fuerte su mano que sintió todo el amor y la confianza posible, unión que la hizo sonreír y hacer sentir cómoda y feliz, pero por sobre todo rodeada de amor.
Día especial, cargado de alegría y familiares y amigos que sin importar la distancia y lugar de la boda estuvieron presentes, leales a la amistad y al amor por Cecilia y Darío: novios de norte a sur.
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Fotografía: Álvaro Arriagada | Wedding Planner: Tamara Sepúlveda | Vestido: Ingénue Novias | Banquetería: VillaSan Recepciones | Centro de Eventos: Club de Golf, La Rinconada
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