Los matrimonios son eventos tan especiales que siempre despiertan el interés de todas las personas que conocen a los novios. No importa la relación que tengan, puede ser el tío que no aparece muy a menudo o ese compañero de colegio con el que ya no se ven desde el último día de clases, y es que nadie quiere perderse la oportunidad de ser parte de ese especial momento que reúne a todos.
Y aunque sí o sí quieras ser parte de ello, es bueno no dejarte llevar por la emoción de la invitación y pensar sinceramente si tu asistencia es realmente importante. ¿Cómo? Aquí te damos algunas preguntas para que respondas.
1. ¿Han hablado el último tiempo?
Sin trampas: desearle feliz cumpleaños por Facebook, no cuenta. Nos referimos a tener un contacto frecuente, una conversación donde puedan contarse la vida de ambos, saber cómo está y tener conocimiento de en qué está hoy la vida del novio o la novia. Así que, si la comunicación entre ustedes sólo se da en redes sociales, quizás sea mejor pasar de la invitación por esta vez.
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2. ¿Eres parte de su círculo cercano?
Sin duda, el que te haya invitado a su matrimonio denota que fuiste una persona importante en su vida, alguien de confianza con quien estaba largas horas pasando el tiempo. Pero a pesar de que tengan un millón de momentos juntos, puede que las circunstancias de la vida las haya llevado por diferentes caminos, gustos y amigos.
Si ya no conoces a nadie de los que frecuentemente comparten con ellos, puede que al invitación haya sido sólo por cordialidad y, probablemente tú sólo estás pensando en ir por el mismo motivo.
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3. Si te casaras tú, ¿le hubiese llegado invitación?
Es la pregunta que aunque suene dura, no falla. Hay personas que siempre serán especiales en nuestras vidas por todos los momentos que compartimos y de los que no quisiéramos perdernos un momento tan importante como el del matrimonio. Por eso, lo mejor es plantearnos la pregunta desde el otro lado. Si fueses tú quien se casa, ¿pondrías su nombre en la lista de invitados?
Si tu respuesta no es un rotundo sí, quizás su relación ya no sea tan cercana como antes y será mejor desistir de la invitación porque probablemente ellos sientan lo mismo hacia ti.
4. ¿Harías un espacio en tu presupuesto?
Ok, hablaremos de un tema taboo: el dinero. Pareciera de mala educación hacerse esta pregunta cuando te hacen una invitación a un matrimonio. Pero lo cierto, es que todos tenemos períodos en que nuestra economía no va tan bien.
Es que nadie te cuenta que ser invitado a un evento como este conlleva un gran gasto. No sólo tienes que comprar un regalo (¡no dar uno es inaceptable, ni lo pienses!), también tienes gastos en cuanto a vestuario y detalles. No se trata de ser egoísta, se trata de apegarnos a nuestro presupuesto, el que en momentos bajos económicamente es fundamental.
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No significa que la persona no sea especial, pero hay que plantearse si puedes solventar un gasto como éste. Porque si además vas sólo por compromiso y no te importa realmente estar, entonces será un gasto en vano.
5. ¿Lamentarás no estar con él/ella ese día?
Plantéate en la situación en que no te hubiese invitado a su matrimonio y ve qué te produce. Es que si de sólo preguntártelo te da mucha tristeza, entonces debes ser partícipe de este gran momento, porque de seguro hay un cariño muy grande por la persona. Sin embargo, si crees que verías las fotos de su matrimonio por Facebook sin que te produzcan mucho más que una sonrisa o hasta envidia porque vivió un momento tan lindo, entonces no sigas pensando en asistir.
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6. Si se fuera a vivir a otro país, ¿qué pasaría?
Imagina que un día te enteras que se va a vivir al otro lado del mundo por un tiempo, ¿te dolería? En caso que sientas que aunque te alegra que se establezca en otro país porque siempre lo soñó, también te duele mucho que esté lejos, entonces es mejor que no pienses más y compartas con esa persona este momento tan lindo en su vida, su matrimonio.
Si realmente, sólo te alegra y piensas que ni siquiera hará falta en tu vida, entonces no seas egoísta y deja el vacante a quien realmente quiera estar.
Bueno, si ya te planteaste estas preguntas, de seguro ya sabes si debes ir o no. Si no lo tienes claro aún, debes plantearlas nuevamente pero esta vez respondiendo con total sinceridad y dejando de lado el compromiso o los comentarios que pueda hacer el resto por tu ausencia. Muy importante: ten en cuenta que es de muy mala educación no avisarle con tiempo que vas a desistir de la invitación.
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