La distancia no es impedimento para que prospere el amor, es más, puede llegar a crear vínculos más estrechos en el caso de algunas parejas, pues aprovechan los momentos que están juntos al máximo. El triunfo de las relaciones a distancia requieren mucho compromiso y esfuerzo por ambas partes de la pareja y sólo las relaciones más solidas sobreviven a los inconvenientes que puede llegar a suponer.
Esto fue lo que pasó con el amor de Lía y Freddy, quienes se conocieron cuando él estaba de vacaciones en Cancún, México, el lugar donde trabajaba ella.
Ella mexicana, él chileno. Después de un maravilloso año de relación a distancia, con visitas para conocer a las respectivas familias, decidieron continuar su romance en Chile.
Año y medio de convivencia más tarde decidieron dar el gran paso y unir sus vidas para siempre. La proposición de matrimonio tuvo lugar en el restaurante mexicano favorito de Lía, en compañía de sus amigos más cercanos, ¡y no faltaron los mariachis!
La celebración fue íntima y familiar, con los parientes más cercanos de ambos. Viña Viu Manent, uno de los viñedos más representativos de Chile, fue el lugar elegido para la celebración y encargado del banquete.
En lugar de un auto, optaron por este lindo carruaje tirado por caballos, una idea muy original con la que debieron sentirse como en un cuento de hadas.
Muchos de los detalles de la decoración fueron elaborados por ellos mismos, como los nombres de las personas en la mesa, los floreros sobre ellas y las botellas colgantes que contenían más flores. Los novios participaron activamente en la decoración de las mesas, que tuvieron un toque muy original y natural llenas de flores.
Cuando lo tenían todo organizado, sólo faltaba el fotógrafo, y se enamoraron del trabajo de Cristóbal Maturana que fue el encargado de capturar el mágico momento que estaban viviendo. Con una sesión familiar y otra en pareja, quedaron encantados con su forma de captar los momentos más importantes de su gran día y todo de forma tan natural.
La novia lució un lindo recogido adornado con un cintillo de diseño propio y el vestido de novia elegido para la ocasión fue de Mango, un modelo ideal para una ceremonia civil. Los zapatos, de Prüne, y las joyas, herencia de su abuela, fueron el complemento perfecto.
Maquillada y peinada por el salón de belleza Camilo Santa Cruz, consiguió brillar en su día de una forma muy natural.
El traje del novio, de Zara, era en un tono muy claro, casi blanco, y la corbata que lo complementaba en un color azul más fuerte y llamativo.
Un matrimonio lleno de detalles románticos y gran complicidad entre los novios, como se puede apreciar en las imágenes que vemos, pues se nota el amor en sus miradas. Este viñedo fue testigo del día más especial de la pareja, ese día que triunfó el amor. ¡Les deseamos felicidad en su nueva vida juntos!
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