¿Barbie en el altar? ¿Por qué no? Es cierto que hoy en día los estereotipos han cambiado, y por igualdad de igualdad no queremos aferrarnos al rosado de las niñas, pero muchas de nosotras hemos crecido en un mundo con este tenue color de fantasía, ¿por qué no tener una boda de princesa en rosado sin caer en lo cursi?
Alison y Drew, se inspiraron en esta idea combinando elementos fantásticos y a la vez modernos; para que te hagas una idea, básicamente combinaron desde la estética característica de The Great Gatsby con los escenarios inigualables del Gran Hotel Budapest. Sin duda una combinación de ensueño entre los tonos azulados, cielos infinitos y el color de nuestra infancia e inocencia.
Al comenzar el día, ¡el tan soñado día!, Alison y sus damas se tornaron en su faceta de divas, e hicieron de grandes modelos en un sesión “getting ready”, se enfundaron en unas batas rosas y vivieron momentos alucinantes, momentos emotivos que evocaban recuerdos, situaciones, etc. Todas siempre muy glamorosas. En esta sesión la novia optó por un tradicional vestido blanco de corte princesa, con un escote en forma de corazón y un ramo compuesto de peonías blancas ¡cómo no!, ¡estaba divina!, mientras que sus damas, resaltaban por su elección de vestidos rosados, cada uno con particulares detalles que encajaban a la perfección con sus personalidades.
Cabe decir que viendo lo maravilloso que podía ser un matrimonio decorado en rosado, era de vital importancia fijarnos en el novio, obviamente no podía desencajar, así que nos fuimos a ver a Drew, éste muy tradicional optó por un traje negro, camisa blanca y por último una pajarita también negra, eso sí, se preocupó en que el ojal se complementara con el color elegido por la novia, destacando así sus flores en blanco y rosado, los padrinos siguieron el look del novio, ¡Todo encajaba a la perfección, el conjunto desprendía magia!
Muy importante, y una cosa que nos fascinó fue la elección del lugar de la ceremonia, en mi opinión no podía haber mejor locación para el encuentro, el Hotel Don César en Florida, éste se caracteriza por una estructura y arquitectura extraordinaria, y con una hermosura que rápidamente nos evoca al Gran Hotel Budapest, como dijimos cuando empezamos el post, la gran mezcla entre su color y el contraste con el cielo azul, las palmeras, nos traslada a un lugar de ilusión y fantasía.
Todo en su conjunto, a pesar del monocolor, junto a la mezcolanza perfecta de detalles en dorado, junto con refinados candelabros, centros de mesa primorosos, flores en tonalidades neutras y un elemento original e íntimo que fue el de decorar las sillas con fotos de la pareja cuando eran pequeños, en fin, siempre dicen que la imaginación cuando se quiere no tiene límites, hizo que el matrimonio de Alison y Drew se convirtiera en uno de los más glamorosas y chics del momento.
No te distraigas ni dejes de ver estas imágenes, quedarás alucinada.
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