El amor es como una pequeño arbolito. Si lo cuidas crecerá sano y fuerte y no habrá viento ni tempestad que pueda arrancarlo. ¿Qué mejor culminación para un lindo periodo de pololeo, que un gran matrimonio? Pablo y Alejandra decidieron organizar su matrimonio y no dudaron en celebrarlo por todo lo alto.
El gran día llegó y la jornada comenzaba con la preparación habitual de todos los matrimonios. Prometía ser un momento muy especial y es que: ¿qué pareja no quiere que su boda resulte perfecta?
El vestido de novia que lució Alejandra era del clásico color blanco y lleno de encajes que adornaban el diseño. De tirantes, y con un ligero escote en V, se amoldaba a la figura de la novia para después, a la altura de la cintura, ir cayendo ampliamente. Estamos ante un modelo de silueta tipo A.
El peinado que finalmente escogió, fue un semirecogido adornado con un tocado de novia de joyas, del que después saldría el velo. Para finalizar su look nupcial, joyas discretas, maquillaje que aportaba luminosidad natural al rostro y zapatos de taco de color crema.
El ramo de novia estaba compuesto de rosas blancas, además de otras flores, con detalles en verde. Un ramo que resultó sobrio y elegante.
Los novios decidieron realizar un matrimonio religioso. La iglesia escogida para ello era lo suficientemente amplia como para albergar a todos los amigos y familiares que quisieron que les acompañaran en un día tan especial para ellos. Y así, con la bendición de Dios y bien acompañados, pronunciaron el “sí, quiero” y se convirtieron en marido y mujer.
Esteban Cuevas era el fotógrafo encargado de captar tan mágicos momentos para la pareja. Con los globos como protagonistas, la sesión de fotos en la que participaron los novios e invitados, resultó espectacular. Tuvieron la suerte de contar con un fotógrafo experto y con un estilo cuidado y prolijo. Además de jugar con los encuadres y la iluminación en cada sesión fotográfica de los novios aporta la espontaneidad que tiene cada momento del matrimonio.
El lugar de celebración y del catering de matrimonio fue el Club de Campo Granadilla, un exclusivo campo de golf ubicado en Viña del Mar (Valparaíso). Con amplias hectáreas de verde, donde se realizó gran parte de la sesión de fotos, cuenta además con un amplio salón de eventos con capacidad para acoger a unas 400 personas. No podía faltar la pista de baile donde los invitados de Pablo y Alejandra se divirtieron hasta altas horas de la noche.
Un lindo matrimonio que seguro disfrutaron tanto los novios como los invitados. Si te ha gustado esta historia no te pierdas la de Fran y Juan Pablo, un matrimonio muy especial para un amor verdadero.
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