María Lilia y Diego se conocieron muy lejos de sus países de origen, era el año 2002 y ambos se encontraban en Canadá. Mientras Maru la pasaba mal porque extrañaba profundamente a su familia, Diego la acompañaba y consolaba, mientras exploraba Toronto.
“Tras un par de semana, en donde ella cada vez más convencida en quedarse y yo cada vez más interesado en ella, nos dimos el primer beso, el cual sellaría un momento memorable en nosotros.” (Diego 2017)
Luego de un tiempo, la aventura en las tierras del norte llegó a su fin y Diego y María Lilia volvieron a sus países, Colombia y Venezuela respectivamente. Su relación se volvió más virtual y se apoyaban en horas de conversación telefónica, promesas, planes e historias que les daban esperanzas de reencontrarse. Hasta que llegó el día de volver a verse, en un lugar paradisiaco, maravilloso y lleno de colores, la Isla de Margarita “…fue el escenario perfecto que iluminó y dio fuerzas para seguir la aventura.” (Diego 2017)
Ya de vuelta a sus vidas, costaba seguir manteniendo vivo el amor a distancia. Su amor se basaba en recuerdos, y sin planes concretos a futuro, empezó a pesar la madurez y el desarrollo profesional. Tomaron la decisión de terminar la relación y seguir viviendo paralelamente con sus vidas, con la esperanza de, alguna vez, volver a “compartir una taza de café”.
Pasaron 10 años hasta que, virtualmente, se volvieron a poner en contacto. Volvieron a conversar por horas, parecía que el tiempo se había detenido entre ellos, con sus sentimientos a flor de piel y con, cada vez, más ganas de estar juntos. ¿El problema? Nuevamente la distancia, él estaba en Chile y ella en Dallas, pero, aun así, lo apostaron todo y empezaron a pololear.
Nuevamente afrontando el mismo problema que los había separado, Maru decidió venir a vivir a Chile, “al país de los temblores”:
“…emprendimos una nueva etapa de noviazgo formal, coloreando a nuestro antojo, la historia que siempre quisimos vivir con matices, pinceladas y manchones, muy míos, muy de él y muy nuestros. Lo que dio pie a pensar, en seguir siendo cómplices de vida, por el resto de nuestras vidas.” (María Lilia 2017)
Bajo un alero de expectativas, sueños, ideas y proyectos, un día, el 13 de febrero de 2016 exactamente, quedó marcado en la memoria de ambos. Diego le escribió en la nevera, con letras imantadas, si quería casarse con él, sin dudarlo ni un instante, la novia aceptó. El anillo de la Joyería René Contreras Cañas fue una hermosa e inigualable esmeralda colombiana que dejó a la María Lilia perpleja, bella y eternamente enamorada de su joya.
Tenían ocho meses para preparar la boda que se llevaría a cabo en octubre, una misión a ratos complicada porque había mucha gente que iba a tener que viajar. De los partes de matrimonio se hizo cargo Soy de Papel, con un fabuloso y muy delicado trabajo.
Preparación de los novios
La novia no necesitaba de nada para verse bella y resplandeciente, sin embargo, la preparación para la boda es un ritual inevitable, es el momento de disfrutar y entregarse a manos de los mejores para sacar lo mejor de uno. El Hotel Marriot de Santiago fue el lugar escogido para que la novia viviara sus últimos minutos de soltera, rodeada de las mujeres más importantes de su vida, primero arregló su cabello con Romer Ravelo, un estilista genial que, además, escogió el maquillaje ideal que expresaba su personalidad y belleza innata. Lució colores suaves, un moño con un fino tocado que sostenía el precioso velo blanco.
Entre risas, abrazos y brindis, la novia recibió la sorpresa de un regalo que Diego, su futuro marido, le había enviado para que lo abriera unas horas antes de su matrimonio. Acompañado con una nota romántica e inigualablemente dulce, María Lilia no pudo evitar emocionarse hasta las lágrimas por tan lindo gesto, indudablemente un romántico de aquellos.
Su vestido de TodasNovias aguardaba colgado en una percha que tenía los nombres de los novios, “Maru, Diego”. Era su diseño mayoritariamente de encaje, con escote en V y cintura media. Lo combino con unos zapatos Todo Piel, a los que ella misma les agregó aplicaciones para hacerlos resaltar.
El ramo de novia fue encargado en Margarita Faccin, un proveedor excepcional, que como ningún otro, le garantizó que su ramo llevara orquídeas. “Hubo esa conexión entre ella y yo, de saber leerme la mente de lo que quería y adaptarlo para que tuviera coherencia con el vestido y accesorios.” (María Lilia 2017)
Por su parte, el novio, lució un terno negro de la Sastrería Sartoro, el chaleco y la corbata eran de color plateado y sus zapatos eran de la tienda Zara.
Ceremonia y sesión de fotos
El matrimonio se llevó a cabo en la parroquia Nuestra Señora de Luján, sus sonrisas los delataban, ¡estaban a punto de cumplir un sueño de casi 15 años! En el altar, se miraban y sonreían, cuando llegó la hora de ponerse los anillos, un inigualable porta-anillos bordado por la mamá de la novia que llamó la atención por su dulzura y originalidad, éste tenía bordadas las palabras: “Te volvería a decir sí un millón de veces más.”
De fondo, un hermoso coro de Roberto Agliatti y Paulina Cuadra recibió a la novia en la iglesia con la canción de Fonseca, “Prometo”. Completaban la atmósfera y sus voces, emocionaban aún más a los invitados que, de distintas partes del mundo, se juntaron en Chile para presenciar la unión de una pareja que estaba destinada a estar junta.
Durante la ceremonia, Maru lloró muchísimo de la emoción y felicidad, pero fue todavía más cuando le dio la ofrenda floral a la Virgen del Valle, patrona de los pescadores de Venezuela, a quién ella, le ofreció su matrimonio:
“…yo creo que la Virgencita hizo todo para que nos volviéramos a encontrar y, por eso, en agradecimiento, le escribí una oración y en la ceremonia, le agradecí obsequiándole un ramito de flores.” (María Lilia 2017)
Rodeados de naturaleza, los novios desataron su pasión, amor y felicidad, la cual quedó perfectamente retratado a través del lente experto de la profesional Lised Márquez. Al ver las fotografías, sobran las palabras, abundan las sonrisas, las emociones y la alegría. Los novios fueron precisos y concretos al hablar de su fotógrafa, quien los retrató exactamente como ellos son, conectándose con sus emociones más intrínsecas.
La celebración
En el Restaurant La Finestra, se llevó a cabo la cena y fiesta más esperada del año, con atención personalizada, los novios se sintieron como verdaderos reyes gracias a la impecable atención que recibieron durante la preparación del matrimonio y la misma boda.
Primero vino el baile de los novios, un momento inolvidable por las emociones que embargaron a los recién casados, “Bailamos la canción Loco de Felipe Peláez. Y fue hermoso ese momento. Me enamoré de nuestra boda.” (María Lilia 2017)
Luego vino el esperado brindis, y la fiesta se desató, los invitados eran de Chile, Colombia, Venezuela y Canadá. Todos eran importantes en sus vidas y estuvieron presentes para celebrar una boda totalmente internacional, donde se escuchaba música de todas las tendencias, incluyendo cueca chilena, cumbia colombiana y joropo venezolano, salsa y merengue, ¡una tremenda e inolvidable fiesta!
Algunos detalles, como los meseros de la mesa fueron realizados por Macoca Design, quienes realizaron un gran trabajo. Por su parte, la torta, bellísima, fue encargada en Dulce Tentación, consistía en dos torres, una de tres pisos y otra de dos, enteramente de blanco y con una elegancia notable. Los novios, con su usual alegría y goce por la vida, procedieron a cortar el bizcocho para seguir endulzando este escenario mágico de amor y reencuentro, felicidad y compañía. María Lilia aclara que “hay dos tortas porque en nuestros países la tradición es que al año de casados se pique la torta chica (es una réplica de la grande) y se celebre con los más íntimos el primer aniversario de los esposos.”
Este matrimonio es de aquellos que nos recuerdan la felicidad, la compañía, la amistad y complicidad y nos dan muestras concretas de que cuando se quiere, siempre se puede. Nos recuerda que la vida da muchas vueltas, pero con un poco de empuje y amor, hacemos nuestro lo que siempre fue. ¡Felicidades por este hermoso matrimonio y muchas gracias por compartirlo!
Anillo de compromiso y matrimonio: Joyería René Contreras Cañas | Partes de matrimonio: Soy de papel | Detalles, como los meseros de las mesas: Macoca Design | Hotel preparación novia: Hotel Marriot de Santiago | Maquillaje y Peinado: Romer Ravelo | Vestido de novia: TodasNovias | Zapatos novia: Todo Piel | Ramo de novia: Margarita Faccin | Traje novio: Sastrería Sartoro | Fotógrafa: Lised Márquez | Zapatos novio: Zara | Coro iglesia: Roberto Agliatti y Paulina Cuadra | Centro de eventos: Restaurant La Finestra | Torta: Pastelería Dulce Tentación |
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