Como destinados a estar juntos, Ítalo y Javiera, ambos oficiales de la Fuerza Aérea, se convirtieron en cómplices del amor desde la primera mirada, sintiéndose felices y completos el uno con el otro no tardarían mucho para descubrir el verdadero significado del amor. Fue un 12 de julio del 2012, mientras esquiaban y en medio de un atardecer hermoso, que Ítalo le propone a Javiera empezar un noviazgo, desde entonces es que comienzan una aventura llena de locuras, paseos en moto, sorpresas, viajes, historias con la mascota más linda del universo “Bicho” y amor incondicional que hace poco los llevo al altar de una forma maravillosa; conozcamos más de esta singular historia a través de las capturas fotográficas de la firma Pajaritos en la Cabeza.
Con un noviazgo de más de tres años y una propuesta de matrimonio en el lugar donde todo comenzó, en medio de la nieve, se dio paso a los preparativos de una boda original. Ítalo y Javiera no querían algo tradicional ni pomposo, deseaban algo diferente y estar rodeados de sus seres queridos más cercanos y el lugar ideal fue Shambala HN, una casona campestre con jardines al aire libre en el corazón de Maule, el lugar natural se encuentra inmerso en medio de un maravilloso prado con cordilleras de fondo.
Todo calzaba a la perfección, la ceremonia íntima al aire libre era todo lo que buscaban, cada espacio del lugar era mágico y encerraba su historia de amor de una forma encantadora. Esta locación era especial e ideal para realizar la sesión fotográfica, amor y complicidad es lo que se puede notar en cada imagen.
La organización del matrimonio estuvo a cargo de la propia pareja y familiares, ellos querían imprimir cada detalle a su gusto y estilo, la decoración comprendía el uso de mesas en medio del jardín, floreros transparentes con flores naturales que armaron ellos mismos, candelabros de vidrio, elementos de mesa coloridos, una serie de detalles que al llegar la noche hicieron de la velada un espacio aún más especial. Las maravillosas flores ambientaban la mesa principal y el altar, la misión era que cada particularidad del evento sea diferente y por eso también se pensó en recuerdos para invitados novedosos a base de porta retratos dorados con la foto de cada invitado o novios.
Nada fue dejado al azar y aunque no fue fácil los novios y asistentes se veían más que felices con el resultado obtenido, inclusive Ítalo y Javiera calcularon el horario de la sombra en la mesa para iniciar la cena, sin duda fue un gran trabajo en equipo.
La novia quería un vestido de corte sencillo y de marcado estilo bohemio, así que decidió mandarlo a hacer a pedido, se trataba de un diseño hermoso de dos piezas, con una falda de tela pura y una blusa de escote ilusión y encaje floral; los zapatos de Aldo Shoes eran de plataforma, ideales para un espacio campestre, mientras que el peinado y maquillaje, también a cargo de de la novia, se conformaba de una trenza semi despeinada y paleta de colores sutiles.
En el estilo nupcial de la novia, el toque de color lo ponía el ramo con flores rosas y cremas, creado por la madre de Javiera, con un lazo de detalle y compacto, fue uno de los pocos accesorios que la novia llevaba junto a sus anillos de matrimonio de Krystalia, elaborados exclusivamente con cristales de Swarovsky Elements. Ítalo se decidió por un atuendo casual a base de chaqueta, corbata de estilo humita, mocasines y un botonniere hecho a mano por su futura esposa.
Y así fue como dos amantes de las cosas sencillas, Ítalo y Javiera, quisieron huir de los convencionalismos y crear un día de bodas realmente especial para todos y sí que lo lograron, al lado de la familia y su mascota más querida “Bicho”, dieron paso a una nueva aventura en pareja: su nueva vida de casados.
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