Debo confesarles que escribir acerca de historias de amor es algo que me apasiona, ya que me hace volver a creer que el amor todo lo puede. Hoy en Zankyou tenemos el agrado de contarles la historia de Jack y Phyllis, pareja que ha tenido que luchar contra una enfermedad y que a través de los años se ha convertido en su principal adversario, nos referimos a la “demencia senil” enfermedad que se caracteriza por robar los recuerdos. Sin embargo, Jack Potter al darse cuenta que su mujer Phyllis era víctima de ella, decidió utilizar su imaginación para que esos buenos momentos no queden en el olvido.
Jack cree que el mejor método para luchar contra el olvido es un diario. ¡Sí!, un simple diario que se asemeja a la historia de la novela y película El diario de Noa, y que narra la historia de un marido que recuerda su historia de amor a su esposa enferma de Alzheimer. Si bien no son la misma enfermedad, poseen los mismos síntomas… el olvidar los recuerdos. Lo que sí es exactamente igual es la intención de cuidar y velar la historia de amor. ¡Algo tan romántico…!
Su vida es común comenzó un 4 de octubre de 1941, día que fue su primer baile con la mujer de su vida. “Ha sido una tarde fantástica. He bailado con una chica maravillosa. Espero verla de nuevo”, escribió Potter por primera vez. Este eterno enamorado ha escrito todos los detalles de su vida junto a Phyllis: el primer beso, la vida con sus hijos, sus mascotas… añadiendo también fotografías que avalan cada momento vivido.
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Con 90 años, Jack visita la residencia donde su amada Phyllis pasa sus días y le relata su historia de amor. Con un tono amable para no perturbar sus emociones, la toma del brazo como si fuera la primera vez. “A pesar de su estado, es muy cariñosa y me abraza cada vez que voy a verla”, explica Potter.
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Díganme si este relato no es digno de escribir o mejor dicho, digno de leer por ustedes. Claro que sí, ya que Jack jamás se rindió frente a la enfermedad, por el contrario buscó y encontró el camino más adecuado para seguir junto a su amada Phyllis. Sin duda la vida jamás termina de sorprendernos.
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