Esta bella pareja se conoció en la ciudad de Valparaíso, siendo ambos de Los Andes – San Felipe, no se habían cruzado antes, hasta ese luminoso día de septiembre de 2010 que por casualidad o no, redirigió el rumbo de sus vidas, hasta juntarlos en el altar en un inolvidable matrimonio en la V Región.
Ambos llevaban vidas totalmente distintas, Sebastián estaba en su internado y Karla en 4° año de Educación Diferencial, pero aun así se conocieron en un bar porteño. Empezaron a salir y descubrir sus gustos, aficiones y manías, disfrutan de los paseos, las películas, restaurantes y lo que es mejor, les encanta hacer deporte juntos, principalmente running.
Sebastián es médico del ejército, y en el año 2016 por un programa de las Naciones Unidas fue destinado por seis meses a trabajar a Haití. En agosto se reunieron en Bayahibe, República Dominicana, para verse y aprovechar de vacacionar juntos. En la última noche, exactamente el 20 de agosto, Sebastián llevó a Karla a la playa, se arrodilló con un anillo de Harrisons Fine Caribbean Jewelers que había comprado en República Dominicana, le dedicó unas hermosas palabras y le propuso que se casaran al regresar a Chile.
“Yo estaba muy emocionada, me puse tan nerviosa que no recuerdo bien el discurso, y esa misma noche se lo informe a mi familia y amigos más cercanos, no daba más de la emoción. Eso hizo que el regreso no fuera tan triste.” (Karla, 2017)
Eran seis meses los que estarían separados y siete los que tenían para organizar el matrimonio, se venían tiempos difíciles, de mucho trabajo y organización, ya que, además, la novia se encontraba con dos trabajos y estudiando un magister. Lo que le daba más fuerza era pensar en Sebastián, lo extrañaba tanto que el estar tan ocupada en la organización, la hacía sentir menos triste. La felicidad era abrumadora y el apoyo de sus amigas y familia fundamental, así fue como Karla se empoderó en su rol de novia, siendo muy rigurosa en su organización para preparar el matrimonio, tanto que cuando Sebastián regresó a Chile ya tenía casi el 80% listo.
Usó una agenda en donde anotaba todas las cotizaciones, fue a dos expo novios para informarse de todo aquello que no había considerado aún. Sus amigas, que también fueron sus damas de honor, se encargaron de varios temas y detalles y la mamá de Karla hizo con sus propias manos los frascos de mermelada casera de recuerdo para los invitados y cooperó en cada idea o detalle que a la novia se le viniera en mente.
En la búsqueda del centro de eventos ideal, la novia tenía como requisito que tuviera espacio al aire libre para poder realizar la ceremonia religiosa, pues querían una ceremonia ecuménica ya que Sebastián es católico y Karla es evangélica. Nunca ha sido un problema ser de distintas religiones, al contrario, siempre se propusieron que no sería un obstáculo, por eso mismo y para la boda, se mostraron con una actitud muy flexible ante eventuales imprevistos, puesto que no es fácil llevar a cabo los trámites cuando existe disparidad de credos.
Afortunadamente, encontraron al capellán que los casaría y la semana previa a la ceremonia religiosa, viajaron a Rancagua a reunirse con él y tratar el tema de las charlas matrimoniales. En cuanto al lugar idóneo para llevar a cabo la ceremonia y fiesta, dieron con el centro de eventos que estaban buscando Antumalal, un espacio rodeado de belleza natural, árboles y de estilo campestre, perfecto para una ceremonia al aire libre y una bella celebración en su casona.
“Creo que disfrutamos cada parte de la organización, al regreso de Sebastián venían sólo cosas entretenidas, compramos juntos en Santiago el cotillón, asistimos a la degustación de los menús, vimos videos juntos para sacar ideas e incluso alcanzamos a asistir a un expo novio juntos. Sin duda fue la mejor etapa de mi vida.” (Karla, 2017)
Preparación de los novios
Había llegado la mañana del 18 de marzo, y con ella, la boda que con tanta dedicación, perseverancia e ilusión Karla y Sebastián habían preparado. La novia comenzó el día en la casa de sus padres maquillándose y peinándose con Fritz Lindemann de My City Producciones, quien le obscureció suavemente los párpados, sonrojó las mejillas y coloreó sus labios. Además, lució su pelo semitomado, coronado por una trenza que rodeaba su cabeza junto a un precioso tocado hecho por ella misma. “Billie me había hecho un mes antes una prueba de peinado y maquillaje y ese día llegó muy puntual… peinó y maquilló también a mi mamá y ambas quedamos muy conformes con el resultado.” (Karla, 2017)
El vestido de novia, de escote en V y con dos velos cayendo de cada lado de los tirantes, del diseñador Ricardo Nuñez, se encontraba dentro del catálogo de Rubinstein Viña del Mar. Karla fue a las pruebas de vestido junto a su mamá y damas de honor, lo que hizo de la experiencia algo muy emotivo. Cuando entró la tienda y vio el modelo supo de inmediato que esa sería su elección definitiva. “El vestido lo escogí con sólo mirarlo, aún no me lo probaba y ya sabía que ese sería… sólo me probé en dos tiendas.” (Karla, 2017)
Sus zapatos, de un tono claro de la tienda Gacel, eran muy cómodos y a eso se debió principalmente el que la novia los haya escogido. Ella usualmente no usa tacos y necesitaba algo que le permitiera caminar y bailar sin problemas, además de que combinara con el ambiente campestre de la boda.
Por su parte, el novio se alistó también en su casa, como estaba un poco nervioso, prefirió que no lo fueran a fotografiar. Su traje fue la elegante tenida de gala de Oficial del Ejército de Chile y como accesorios utilizó un reloj en su muñeca izquierda.
Ceremonia y sesión de fotos
En un automóvil de colección, descapotable y de color burdeo, llegó Karla acompañada de su padre. Sebastián ya la esperaba en el altar cuando la novia comenzó a caminar hacia él, tenía una mirada resplandeciente y sostenía un colorido ramo de novia que había hecho ella junto a su madre a último minuto. Les había quedado bellísimo, incluso mejor que el que habían encargado al proveedor que a último minuto les había fallado.
La ceremonia se llevó a cabo en una pérgola, participó un capellán del ejército y un pastor, ambos conocían hace tiempo a los novios y accedieron a casarlos a pesar de su diferencia religiosa.
La experiencia fue muy emotiva, llena de ritos importantes, y rodeados de las personas más importantes, su familia y amigos. Lo fundamental de ese día fueron los pormenores, pues los novios se habían propuesto que cada detalle fuera importante para sus invitados, lo que haría que recordaran por siempre esta boda. Todo brillaba por sí mismo en el recinto, Verónica Zamorano del centro de eventos Antumalal, con remarcable experticia, se dedicó a organizar cada pormenor en cuanto a la ornamentación, combinando colores, flores, mantelería, adornos y demases.
Una vez casados, se dispusieron a salir del brazo de entre la gente, mientras un arco de espadas los rodeaba y un colorido puñado de pétalos los despidió hacia su sesión de fotos.
El color verde de la naturaleza y el toque rústico del lugar creó una atmósfera romántica y precisa para esas primeras fotografías de recién casados. Antonio Orellana de Aele Fotografías fue el profesional que captó y plasmó la luminosidad de los novios, sus sonrisas inquietas y miradas cómplices. El atardecer, su penumbra y sus característicos tonos fueron usados con talento para crear imágenes elegantes e inolvidables.
“Con Sebastián no nos consideramos fotogénicos, y tampoco tenemos mucha personalidad, pero Antonio nos hizo sentir muy cómodos, nos decía en todo momento que hacer y eso nos ayudó bastante. Creo que es fundamental tener feeling con tu fotógrafo para que las fotos resulten bien. El producto fue más de lo que esperaba, un trabajo con mucha dedicación, súper recomendado.” (Karla, 2017)
Celebración
El área del cóctel se encontraba ambientado a tono con el estilo del centro de eventos que era más bien campestre. Una carretilla de cervezas heladas esperaba a los invitados y gracias a las damas de honor, estaban listas las fotos colgadas de los novios como parte de la decoración y los nombres de las mesas, todo organizado y dispuesto para una velada mágica.
La fiesta se inició formalmente con la cueca de los novios, el cual reemplazaba el vals. Karla y Sebastián se habían preparado muchísimo para este momento con una excelente monitora, Pamela Cordero de la agrupación Nuevo Arrebol. Sebastián no sabía bailar bien, y ella en una sola sesión lo hizo un experto en cueca. También hicieron un baile familiar para sorprender a los asistentes, a cargo de Diego Contreras de la academia de Artes Aconcagua, en donde participó gran parte de la familia de los novios, un total de aproximadamente 15 personas, ¡lejos una de las partes favoritas de la novia!
La celebración comenzó muy prendida, los asistentes bailaban y disfrutaban de la buena selección musical, la iluminación y la animación que estuvo a cargo de CG Audio y Producciones. “Creo que uno puede tener contratado el mejor DJ, y hasta una orquesta en vivo, pero nada cuenta si tus invitados no conectan con la situación.” (Karla, 2017)
Para el lanzamiento del ramo, la novia se preocupó de que tanto solteras como casadas fueran parte de este rito tan clásico y divertido. Por lo que lanzó dos ramos que venían con un regalo; una gift card de palumbo para una manicure y un masaje para el cabello. Para los hombres no se quedaron atrás y Sebastián lanzó el tradicional e infaltable whisky.
Mientras tanto, las damas de honor repartieron un kit de emergencias personalizado con un sticker de Boka2 donde había café, sal de fruta y dulces de menta, también pusieron algunos en los baños, se preocuparon de llevar el lápiz labial de la novia y en general, fueron tan preocupadas que se ocuparon de todo lo que la novia necesitaba y/o podía llegar a olvidar ¡unas verdaderas hadas madrinas! Se podían reconocer por sus atuendos, todas vistiendo el mismo color, diseños encargados a la profesional Paula Mayol, que hizo posible cada uno de los vestidos al estilo de cada dama de honor.
De recuerdo a los asistentes había frascos de mermelada casera hechos por la mamá de la novia, también una cabina fotográfica para no parar de inmortalizar la noche, y una última gran sorpresa que llegó alrededor de las tres de la mañana, un carrito de comida de Estación Gourmet, una solución garantizada al típico bajón. “Creo que los detalles hacen la diferencias y los invitados lo agradecen.” (Karla, 2017)
El cotillón del Meiggs no se hizo esperar y llenó de más colores y alegría la celebración que habiendo sido preparada con tanto esmero, dedicación y cariño, había resultado todo un éxito. Lo mejor de todo es que cada detalle, risa y sensación puede ser recordada una y otra vez gracias al video de Gustavo Jorquera, una ventana audiovisual al pasado, un repaso a ese inolvidable sábado de marzo.
“Creo que todo me hace llorar de emoción aún, pero lejos recordar el apoyo de mi familia en el baile de inicio a la fiesta, ya que algunos que tienen cero personalidad, se animaron a participar igual…” (Karla, 2017)
¡Muchas felicidades por su matrimonio y gracias por compartir su linda historia de amor con nosotros!
Anillo de compromiso: Harrisons Fine Caribbean Jewelers | Centro de eventos: Antumalal | Vestido de novia: Rubinstein | Zapatos novia: Gacel | Maquillaje y Peinado: Fritz Lindemann de My City Producciones | Fotografía: Aele Fotos de Matris | Preparación baile cueca: Pamela Cordero de la agrupación Nuevo Arrebol | Vestidos damas de honor: Paula Mayol | Preparación baile familiar: Diego Contreras de la academia de Artes Aconcagua | Stickers kit de emergencia: Boka2 | Carrito de comida: Estación Gourmet | DJ, iluminación y animación: CG Audio y Producciones |
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