Han pasado 15 años desde que se conocieron a través de una amiga en común cuando ambos cursaban segundo medio. Era típico que el colegio de niñas se reunía con el de varones para realizar las alianzas que conmemoraban el aniversario del colegio y así fue como se cruzaron sus vidas. Con el tiempo se hicieron buenos amigos, se metieron a hacer la preparación de confirmación en la misma parroquia, que era la del colegio de Raúl, y luego también Natalia se integró al grupo folclórico donde bailaba Raúl desde pequeño y que había sido formado por su mamá.
“Durante esos años de fin de colegio más los primeros de la universidad, corrió ‘mucha agua bajo el puente’, cada uno vivió sus cosas, sus pololos, sus etapas, pero siempre sentimos una cercanía especial y nos mantuvimos como amigos.” (Natalia, 2018)
No fue hasta después de mucho que se dieron cuenta que entre ellos había una conexión especial e innegable, por lo que decidieron aventurarse a estar juntos. Ya se conocían lo suficiente para saber definitivamente que valía la pena intentarlo, conocían sus gustos, sus mañas y sus diferentes expresiones que les comunicaban qué estaba sintiendo cada uno en cada momento.
Descubrieron que les gusta mucho trabajar en equipo y repartirse tareas en todo lo que realizan, desde lo más esencial como es llevar juntos su casa, hasta proyectos más grandes y específicos. El grupo folklórico los llevó a afianzarse aún más, ya que desde hace unos 5 años asumieron como instructores, dejando de ser solo bailarines. Si bien puede sonar fácil, es una labor que conlleva mucho trabajo, dedicación y coordinación.
La petición de matrimonio llegó el día más inesperado y de la forma más insospechada, Raúl creó un video que sorprendió totalmente a Natalia, dejando en evidencia semanas de preparación para realizar una propuesta única e inolvidable. Ella lloró tanto en ese minuto que ahora mismo tiene una imagen más bien borrosa de él mirándola y ofreciéndole un hermoso anillo de oro blanco con diseño de infinito. Al día siguiente, saliendo de la isla y teniendo conexión a Internet llegaban mensajes preguntando cómo había sido la petición. ¡Todos sabían del plan!
“¡Fui engañada! (Risas) Nos fuimos de vacaciones a Cartagena de Indias en febrero del 2016. Todo iba viento en popa hasta que una noche, en una isla cercana y mientras descansábamos en una hamaca, Raúl se para a la pieza y llega con el notebook explicando que tenía un mail urgente de pega que no entendía y necesitaba mi ayuda. Empieza a correr un video con escenas de nuestros bailarines, de compañeros de pega, de nuestras familias y amigos en los que, primero aparecían actuando normal, y luego de un paneo hacia una pared o punto ‘blanco’ sacaban carteles y pizarras con mensajes del tipo ‘¡Dile que sí!’, ‘Cásate con él’.” (Natalia, 2018)
El matrimonio en Santiago se llevaría a cabo más de un año después, el sábado 17 de marzo y la celebración sería en la Hacienda Santa Ana en Talagante. Las invitaciones a la boda las realizaron los mismo novios, armaron un diseño en photoshop, los mandaron a imprimir y armaron las tarjetas a mano.
Preparación de los novios
Habiendo llegado el día del evento, Natalia se arregló en casa de su abuela materna, de su maquillaje y peinado se encargó Rubor Makeup. Resaltando sus ojos, y usando su pelo tomado con un tocado de flores, la novia quedó bellísima.
Su vestido de novia de cuello en V lo hizo su suegra Mónica Muñoz. Completó su atuendo con unos zapatos bordados y coloridos, que usa normalmente para danza folklórica mexicana del Estado de Yucatán. Su ramo de flores fue un regalo de su cuñada, escogido en Ramos de novia Sara y con sus colores favoritos: rojo, amarillo y blanco, en rosas y alstroemerias.
Como accesorios, usó un crucifijo de plata con incrustaciones de brillante herencia de su abuelita que falleció el 27 de abril. En las imágenes aparece con ella, pues como quería verla de novia, se arregló en su casa.
Por su parte, el novio compró su traje completo color negro, con chaleco y bufanda dorada en Sastrería Tailord. Sus zapatos negros fueron marca Guante.
Ceremonia y sesión de fotos
La misa fue en la Parroquia Santo Domingo de Guzmán, la decoración estaba preciosa, la familia se organizó para comprar los arreglos, armarlos y ornamentar el día de la boda.
Ante los emocionados ojos del novio, Natalia caminó paso a paso del brazo de su padre desde la entrada hasta el altar. Ella estaba bella y radiante; juntos eran puro amor y luz.
El diácono Juan Pablo Lorenzini realizó una ceremonia hermosa, lejos la más emotiva y sincera. Mientras un coro amenizaba el ambiente tan romántico como solemne, donde Natalia y Raúl se comprometían a una vida juntos, de respeto, cariño y eterno aprendizaje.
“En la misa, el momento más emotivo fue escuchar las peticiones especiales que hicieron representantes de amigos y familia por nosotros.” (Natalia, 2018)
A la salida, entre colores y lluvia de pétalos, los esperaba una sorpresa increíble; una presentación de cueca y folclor puro. Los recién casados no esperaron mucho rato para incorporarse y dejarse llevar por la música y el ritmo.
La sesión de fotos a cargo de Rodrigo Villagra Fotografía & Video fusionó en un puro escenario el ambiente, las energías, los colores y las risas de los novios. Ellos se dejaron llevar por sus emociones y sus miradas coquetas en una sesión que dejó recuerdos que definitivamente los acompañarán de por vida.
“Increíble, una empatía y disposición única. Hizo un trabajo estupendo de principio a fin, hasta los invitados comentaron lo agradable y profesional que fue. El resultado, plasmado en las fotos, fue mejor de lo que imaginé.” (Natalia y Raúl, 2018)
Celebración
La Hacienda Santa Ana se veía maravillosa, ornamentada con decoración aérea que distinguía incluso al oscurecer el día. De cada detalle se encargó el equipo de wedding planner del mismo centro de eventos, dejando el recinto perfecto para una velada inolvidable.
Al brindis de los novios lo siguió el baile que realizaron junto a la interpretación de la profesional y amiga de los novios “Yara, la voz de México”. Fue muy especial que les cantara su amiga, quien con mucho talento impresionó a cada uno de los invitados, deleitándolos con su voz y pasión.
La comida fue en Hacienda Santa Ana, cóctel, cena y postre a cargo de ello,s ¡todo delicioso! Para el baile de los novios, descartaron el vals por ser muy formal y también la cueca por ser algo de cada día para ellos, entonces eligieron el tema “Quiero caminar de tu mano” de Río Roma y Fonseca. Con las luces, ornamentación y efectos de humo los recién casados se lucieron en la pista de baile, disfrutando cada segundo de ese primer baile como marido y mujer.
Luego vino el ramo de cintas, la versión moderna del lanzamiento del ramo y lo más divertido y entretenido de la noche, el baile que preparó Raúl, con máscaras y una coordinación y estilo inigualable que sorprendió a la novia, la hizo reír y admirar su talento innato. “Para mí, fue notable el baile que preparó mi marido, ¡un seco!” (Natalia, 2018)
La noche siguió con más ritmo, buena música, cotillón y cientos de mensajes para reír y no parar de disfrutar. Los regalos para los asistentes, siguiendo con el estilo de los novios, fueron pañuelos cuequeros con las iniciales de los anfitriones junto con las fechas del matri bordadas.
¡Felicidades por tremenda boda y gracias por compartirla!
Centro de eventos: Hacienda Santa Ana | Maquillaje y Peinado: Rubor Makeup | Vestido de novia: Mónica Muñoz | Ramo de flores: Ramos de novia Sara | Traje del novio: Sastrería Tailord | Zapatos novio: Guante | Fotografía: Rodrigo Villagra Fotografía & Video |
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