Hoy en Zankyou tenemos una maravillosa y emotiva historia de amor, ¡no te la pierdas!
Marcelo es ingeniero comercial y Francisca es abogada. Se conocieron en mayo de 2008, en el departamento de un amigo. Ella estaba en 4° año de Derecho y Marcelo se encontraba celebrando que lo habían contratado en su primer trabajo como profesional.
La noche en que se conocieron, fueron a una fiesta para mayores de 25, aunque ella sólo tenía 21 años. En ese momento, Marcelo se le acercó y le dijo que conocía a todos en el lugar, y que para entrar, tendría que decir eran pololos. Luego de esa aventura, él la invitó a salir durante dos meses, pero ella siempre se negó. Sin embargo, un día aceptó, y desde allí, no se separaron jamás.
Marcelo le propuso matrimonio en Bayahibe, República Dominicana, en sus vacaciones de 2012. Él tenía todo planeado desde que salió de Santiago; mandó a hacer el anillo con Macarena Undurraga y llamó al hotel en el que alojarían, para que el relacionador público organizara una cena a la orilla de la playa. Cuando llegaron al hotel, todos se habían enterado que él haría esa propuesta, pero también sabían que era una sorpresa. Fue una situación muy mágica y todos estaban muy emocionados, porque era primera vez que alguien pediría matrimonio en ese lugar.
Llegó el día y Marcelo llevó a Francisca a la playa, ella no sabía qué pasaría. Llegaron y había una mesa con velas y flores sobre la arena, fue una escena muy linda, incluso algunos turistas comenzaron a sacar fotografías. Conversaron un rato, y en un instante en que ella se puso a mirar el mar, él sacó una cajita y la sorprendió presentándole el anillo de compromiso. Fue muy emocionante, ambos se pusieron a llorar, aunque luego disfrutaron de su maravillosa cena al atardecer. Cuando volvieron a Chile, juntaron a sus familias con el pretexto de mostrarles las fotos, pero terminaron contándoles esta linda noticia.
Los novios contrajeron matrimonio en la capilla del Castillo de las Majadas de Pirque. La novia llegó en un llamativo y bello automóvil Citroën Limousine del año ’39, un modelo que se puede encontrar en la empresa Conmigo al Altar.
El vestido de novia y el tocado de Francisca fueron diseñados por la chilena Macarena Palma, mientras el traje de novio de Marcelo correspondió a la firma Black Tie. En tanto, el ramo de novia lo elaboró Lidia Urzúa, quien también estuvo a cargo de la decoración de la iglesia. El bouquet fue de un estilo muy original, un modelo esférico con flores en tonos azules, amarrado con un lazo, al estilo cartera. Todo adornado con delicada pedreria.
El cotillón lo eligieron en Carnaval Online. La idea de los novios fue que éste luciera lo más original posible, por ello escogieron gorros entretenidos, cintillos con mensajes, collares hawaianos, etcétera.
La boda se realizó en el centro de eventos Gran Parque Pirque. La intención de la pareja fue siempre realizar un matrimonio a media tarde, por ello la celebración comenzó a las 17:30 horas, en un exquisito escenario al aire libre. Cuándo ya oscureció, los invitados pasaron al salón para disfrutar de la cena, aunque sin perder esa atmósfera campestre del parque.
El lugar en el que realizaron la celebración fue todo lo que los novios deseaban. Contaba con un espacio enorme, copado de verdes árboles, donde se realizó el cóctel. A su vez, tenía un lindo salón techado, donde se llevó a cabo la cena y la fiesta. El diseño del salón incluía muchos ventanales, que permitieron a los invitados seguir conectados con la naturaleza de los alrededores. El estilo del lugar fue muy sobrio, pero elegante, y la intención de ocupar el entorno campestre como decoración principal , se cumplió a cabalidad.
La pareja también puso énfasis en los pequeños detalles. Por ejemplo, eligieron como centros de mesa unas delicadas rosas rojas sumergidas en delgados floreros, además incluyeron pantuflas para que las mujeres usaran durante la fiesta. También organizaron en el exterior un onfortable lounge con mesas y sillones de cuero. A un costado, en tanto, se ubicó una sección de saludos, a cargo de la empresa Black Box, que constó de una cabina con una cámara en su interior, la que grabó de forma continua las palabras que los asistentes dedicaron a los novios.
Otro lindo detalle fueron los partes de matrimonio, con un diseño al estilo boleto de avión. Y para seguir en la misma línea, y reemplazando los típicos números, colocaron a las mesas nombres de aeropuertos. En tanto, en vez del vals, los novios presentaron una entretenida coreografía de 3 minutos, que ensayaron en clases particulres y que incluyó varias canciones de moda.
Las fotografías y el video fueron una creación de Mauricio Parra. Los novios le solicitaron al profesional que tomara fotos espontáneas, no las típicas tomas formales mesa por mesa. La idea de la pareja fue que los invitados lo pasaran bien, pues la mayoría de los asistentes eran personas jóvenes.
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