Si estás leyendo este post es porque de seguro no puedes creer que alguien ose a cuestionarse algo tan obvio. En tu mente no existe ni siquiera espacio para plantearse esta pregunta, es lógico: jamás invitaría a mi ex a mi matrimonio, va contra toda regla. No, definitivamente no es tema.
Lo cierto es que muchas mujeres y en igual medida algunos hombres -con o sin quererlo- han debido cuestionarse y evaluar esta opción, ¿el por qué? Probablemente ese o esa “ex” en primera instancia fue un gran amigo, alguien fundamental en su vida con quien compartieron grandes momentos y que posteriormente por circunstancias de la vida, la situación finalizó en una linda, recordada y duradera relación. Como en muchas ocasiones sucede, las cosas se confundieron, al parecer se entendían y comprendían más como amigos, por lo que ambos optaron por darle término al romanticismo y entre risas y carcajadas se preguntaron: ¿por qué decidimos estar juntos?
Si el término fue agradable y el entrañable vínculo de la amistad perduró en el tiempo, es válido preguntarse, ¿lo invito a mi matrimonio? Mi novio conoce mi historia, hemos compartido en innumerables situaciones juntos, ¿cuál es el problema? Te armas de valor, tomas uno de tus increíbles y personalizados partes y te dispones a escribir su nombre y de pronto el tiempo se detiene ante ti, un rayo de luz ilumina tu rostro y sientes cómo de forma extraordinaria millones de voces te gritan y suplican: ¡no lo hagas, detente! Amiga, ¿en qué estás pensando? En realidad, ¿por qué no estás pensando? ¿cómo se te ocurre invitarlo? ¿qué dirá la gente, tu familia, tus padres?
Es oficial; las dudas te están volviendo loca, el “qué dirán” te atormenta y definitivamente no quieres generar complicaciones, malos entendidos y el tan clásico y típico “cahuín” en una fecha tan importante tanto para ti como para tu novio. Cada vez que te reúnes con tus amigas sale el tema, algunas te tildan de loca y se ríen de tu decisión, otras algo más empáticas te dan a entender que es completamente open mind invitar al ex al matrimonio, te golpean la espalda en señal de apoyo, te sonríen y muestran un gran dedito para arriba.
Pasan los días, la angustia y la incertidumbre ya no te dejan en paz y milagrosamente llega esa tan esperada conversación, el flamante novio se hace parte de tu problema. Te mira y con ojos de gato con botas te dice que te apoya, que estés tranquila, que lo único que importa es que ambos estén convencidos y seguros de la decisión. Sientes que de forma milagrosa bajaste 5 kilos, le sonríes, abrazas y das las gracias por ser tan comprensivo.
El novio aceptó, las explicaciones a tu entorno ya no son necesarias, lo que si importa es tener en consideración algunos consejos y tips para que la presencia de tu ex no sea una tortura y causal de burla eterna. Por ejemplo; si tus amigas y amigos decidieron regalarles un diaporama de su historia, procura y asegúrate que no haya ninguna foto grupal en que aparezca tu ex. Si, está bien, el novio aceptó y es el más comprensible y amable del mundo, pero sentimientos tiene, ¡cuídalo! Del mismo modo, cuando estén realizando la disposición de las mesas, déjalo cerca de la pista de baile, aléjalo de la mesa principal, si tus padres lo ven cerca de seguro no aguantarán hacer algún comentario positivo o negativo de su presencia, ¡no queremos discusiones en tu día!
Si deciden realizar fotografías por mesas, trata de que esté a varios metros de ti, si la foto aparece en las redes sociales, será meme seguro.
En definitiva y con tantos peros, ¿valdrá la pena la exposición? Al parecer no, es una decisión difícil, con muchas consideraciones y aprehensiones, cuida tu relación y lo más importante, ¡a vivir el futuro junto a tu príncipe azul!
¿Amigos y luego pololos? Este artículo de seguro es para ti: ¿Nos irá bien como matrimonio si primero fuimos mejores amigos?
Selecciona a los proveedores que quieres contactar
¿No te quieres perder las últimas novedades para tu boda?
Suscríbete a nuestra newsletter
Danos tu opinión